Ermita de San Frutos de Segovia

Por Andrés

La ermita de San Frutos corona el meandro del río Duratón, por lo que su visita no sólo será interesante desde el punto de vista histórico y artístico, sino que, además, podrás disfrutar de unas impresionantes vistas, al encontrarse en el corazón del Parque Natural de las Hoces del río Duratón.

Se pueden realizar pequeñas rutas por el bosque de ribera y disfrutar de avistamientos de aves, especialmente gracias a las buitreras de sus acantilados.

La ermita del siglo XI, es algo que ver en un viaje a Segovia, se encuentra a unos 60 kilómetros y la mejor forma de acceder es desde Villaseca. Es una visita imprescindible para los amantes del románico peninsular, pues fue declarada Monumento Histórico Artístico en el siglo XX.

La presa de Burgomillodo nos permite poder disfrutar de las hermosas vistas a los acantilados del Duratón y al embalse que se ha formado con su construcción.

¿Quién fue San Frutos?

Frutos fue un santo segoviano que vivió durante el último periodo visigodo de la península, entre los años 642 y 715 aproximadamente. Era un personaje acomodado de su época, que, tras donar todos sus bienes a los más necesitados, decidió aislarse del mundo y vivir la rudeza de una vida en plena naturaleza.

Este hombre santo que decidió pasar gran parte de su vida aislado como un anacoreta y, de hecho, lo hizo junto con sus dos hermanos de sangre y de espíritu, Engracia y Valentín, quienes también fueron posteriormente canonizados.

Los tres vivieron en este enclave, pero cada uno en su propio retiro silencioso. Frutos en la cumbre, Engracia a orillas del río y Valentín a media ladera.

San Frutos vivió aislado del mundo profano en ese impresionante paraje natural, a orillas del Duratón, lejos del mundanal ruido y los pecados que el mundo exterior podría suscitarle.

Milagros de San Frutos

Uno de los milagros más conocidos es el que se produjo en las continuas persecuciones de los cristianos a manos de los sarracenos. Mientras los habitantes de Sepúlveda trataban de huir de los musulmanes, el santo golpeó el suelo con su bastón provocando una grieta tan grande que los sarracenos tuvieron que dejarles con vida, pues era imposible pasar por ella.

La grieta era conocida como “la cuchillada” y no fue hasta el siglo XVIII cuando se construyó un puente de piedra para poder atravesarla.

Otro de los milagros del santo, queda retratado en el muro sur de la ermita de san Frutos, donde podemos observar la lápida de la “despeñada”. La leyenda cuenta que una mujer fue despeñada por su marido en los riscos del río Duratón. El santo intercedió salvando a esta inocente mujer.

El milagro que busca la mayoría de los que visitan en peregrinaje la ermita, es el de sanar su hernia “pasando por la piedra del santo”. Para ello se debe rodear, tres veces, la piedra cúbica del santo, situada bajo el altar, a gatas. De esta forma el creyente no padecerá nunca de hernias.

¿Dónde está enterrado San Frutos?

Cuando San Frutos murió a sus 73 años, fue enterrado allí mismo, dando origen al futuro enclave santo.

Sus hermanos Valentín y Engracia viajaron hasta Caballar para asentarse allí, pero los capturaron los invasores musulmanes y fueron martirizados.

Antes de la construcción de la ermita románica de San Frutos, allí ya se encontraban unos restos de una construcción visigoda anterior.

La invasión árabe de la península no dificultó la devoción popular a la ermita de San Frutos y sus hermanos. En los sillares de la ermita podemos observar algunas inscripciones de peregrinos que iban hasta allí y grababan sus plegarias o las pruebas de su visita en la piedra.

Los sepulcros antropomorfos de piedra tan propios de la Alta Edad Media, se identifican con sus posibles tumbas, pero a día de hoy se encuentran vaciados, pues los restos de San Frutos se encuentran realmente en el trascoro de la catedral de Segovia.

Muchas personas continúan acudiendo a su ermita para poder tocar la piedra, que, según el fervor popular, sana las hernias de los peregrinos.

La ermita de San Frutos

La ermita de San Frutos es románica, sin embargo, posee restos aprovechados mucho más antiguos que los del siglo XI. Uno de ellos se encuentra en el ábside, donde podemos ver un sillar con una inscripción funeraria romana.

Esta ermita de una sola nave y ábside semicircular, está trabajada en sillería y es una muestra muy valiosa del románico peninsular. Sabemos por sus inscripciones que el arquitecto a cargo de la obra de la ermita original fue el maestro Michael.

La nave necesitó de unos tirantes posteriores para asegurarla y es que la construcción en un lugar tan elevado y alejado, tuvo dificultades añadidas.

A la nave central original, se le añadieron en época medieval, dos capillas laterales, una de ellas se derrumbó y no es posible visitarla, la otra capilla, llamada del Evangelio se usa hoy como sacristía. El ábside central fue renovado en el siglo XIII.

Además de la nave de oración, tenemos los restos de las antiguas dependencias de los monjes, las caballerizas, la necrópolis, el pajar o el gallinero.

En el interior de la ermita podemos disfrutar de su retablo barroco y de los relicarios con los restos de los hermanos del santo, Valentín y Engracia.

La ermita de San Frutos fue declarada en 1931 Monumento Histórico Artístico.

La historia del enclave tras la muerte del santo

Por orden del rey Alfonso VI, en el siglo XI, este enclave segoviano pasó a manos del monasterio de Silos. El entonces abad Fortunio se hizo cargo del sepulcro del santo y de los alrededores.

Silos erigió allí un priorato y lo dejó en manos del arzobispo de Toledo, que entonces era Bernardo de Cluny. La iglesia, que se construyó en honor al santo, sería consagrada en el año 1100, posibilitando las futuras peregrinaciones.

Este enclave litúrgico no estuvo exento de combates tras a muerte del santo. Los benedictinos de Silos y los franciscanos del cercano convento de La Hoz, lucharon por el deslinde de esas tierras de belleza singular y valor santoral. Ese conflicto duró hasta bien entrado el siglo XVIII cuando los monjes serían expulsados por la desamortización de Mendizábal en 1834.

El abandono y un posterior incendio destruyeron gran parte de su patrimonio.

Hoy día podemos observar entre las ruinas de la iglesia, el escudo de Silos, testimonio de su triunfo y su poder durante prácticamente ocho siglos.

La gran cruz de hierro del obispo de Segovia Quesada, que podemos observar delante de la ermita, es mucho más tardía, se erigió en 1900, tras una gran peregrinación. Las siete llaves que vemos grabadas, corresponden a las siete puertas de Sepúlveda o a los siete milagros de San Frutos.

¿Cuándo es el día de San Frutos?

San Frutos es el patrón de Segovia y como todo santo, su día de conmemoración es el mismo que el día de su muerte, pues es ese día el de su verdadero nacimiento. En este caso, la festividad de San Frutos se celebra el 25 de octubre, cuando se realiza su romería.

La Hermandad de San Frutos del Duratón se encarga de la celebración y de la conservación del lugar.

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