7 Calles de Córdoba peculiares para visitar al menos una vez

Por Andrés

Córdoba tiene algunas de las calles más hermosas de España, por eso cuando estás de visita por la ciudad caminar sin rumbo es un plan perfecto. En este recorrido te mostraremos las calles más bonitas de la ciudad para que no te pierdas nada cuando estés de visita.

Calleja de las Flores

Aunque antiguamente era un patio de vecinos hoy es la calle más popular de la ciudad y sin dudas la más pintoresca. Está absolutamente rodeada de macetas azules plagadas de flores que la decoran, lo que hace que transitar por ella sea un placer a la vista y al resto de los sentidos.

Esta calle se encuentra a pocos metros de la calle del Cardenal Herrero, en pleno barrio de la Judería. El ingreso es por una bocacalle estrecha y peatonal que desemboca en una plaza que completa un cuadro perfecto con la torre de la Mezquita Catedral de fondo.

La única contra que puedo encontrarle a este hermoso callejón es la cantidad de personas que lo transitan. Es probablemente uno de los mayores atractivos que podemos ver en Córdoba, y esto hace que el caudal de turistas sea siempre muy grande. Por eso te recomiendo ir por la tarde, ya que no solo habrá menos gente, sino que podrás ver la torre iluminada, una postal que nunca olvidarás.

Y no te puedes ir de allí sin probar el Café de las Flores, una hermosa cafetería muy bien decorada donde podrás disfrutar una deliciosa merienda en un ambiente ameno y tranquilo.

Cuesta del Bailio

Al llegar a esta preciosa calle conocerás el origen de su nombre: la casa más importante de la cuesta fue residencia de fray Pedro Núñez de Herrera quien en el siglo XVI fue Bailío (un agente de la administración real o señorial en un territorio determinado) y pertenecía a la familia renombrada familia de los Fernández de Córdoba.

Lo que sí, alcanzar esa información no es nada fácil ya que se encuentra en la parte alta de esta calle que está compuesta por una amplia escalinata a cuyos costados se puede ver un hermoso contraste de sus muros blancos con buganvillas rosas.

En esa cima está la famosa casa, una maravilla histórica que combina una pared blanca con balcones y unas amplias ventanas con un pórtico de casi dos pisos de origen árabe que es absolutamente sorprendente.

Además, desde esta cuesta se puede acceder a la plaza de Capuchinos, donde se encuentra el popular Cristo de los Faroles, centro de reuniones obligado durante las pascuas.

Calle Cairuán

La calle Cairuán es mi favorita. Durante toda ella transcurre a su lado una gran muralla que se extiende desde la Puerta de Almodóvar hasta la Avenida Doctor Fleming con una distancia total de 360 metros. Pese a haber sido reconstruida en el siglo pasado, respeta la esencia de aquella muralla que defendía la Villa Cristiana.

Pero eso no es todo, ya que a su lado podrás ver reflejada la muralla en los bellísimos estanques paralelos a ella. Estos cuentan siempre con un agua traslúcida que le da un toque hermoso al paisaje.

El peculiar nombre de esta calle se debe a la ciudad tunecina homónima con la cual Córdoba ha tenido una intensa relación desde la época medieval, más precisamente desde la conquista islámica.

Si bien durante el trayecto no hay casi bares ni lugares donde detenerte, si te garantizo que disfrutarás un hermoso paseo y dónde se combina la antigüedad de la muralla, la tranquilidad de los estanques y la frescura de los arbustos que los rodean.

Calleja de los Arquillos

La calleja de los arquillos tiene una gran contra, pero también una gran ventaja. La parte negativa de ella es que no es de acceso libre, sino que solo puedes transitarla si ingresas al museo Casa de las Cabezas. Lo positivo es que, al entrar a la Casa, conocerás la impresionante y truculenta historia del lugar.

La leyenda es muy larga y debes conocerla mientras caminas sus calles, pero me limitaré a contarte que la calle cuenta con siete arcos en donde fueron colgadas las cabezas de siete hermanos que fueron asesinados frente a su tío y que pendular allí hasta el día en que se consumieron.

Gusten o no estas historias, la visita a esta calle es obligada para disfrutar de la simetría de sus arcos. Es un pequeño pasillo que remite a muchas películas y que está rodeado de imponentes palacios que datan de la época medieval. Los siete arcos llegan de una pared a otra, que están separadas por muy pocos centímetros poco aptos para claustrofóbicos. Sin embargo, vale muchísimo la pena acceder a esta hermosa y, sobre todo, curiosa calle.

Calleja de la Luna

Esta calle se destaca por muchas cosas, pero sobre todo por su bellísima e histórica entrada. A este ingreso se lo conoce como puerta de la Luna y, pese a su aspecto antiguo, fue construido en la década del 60. La puerta de la Luna es un pasillo que atraviesa la muralla almohade.

Cruzar el pasillo es como un pasaje a otro mundo, ya que permite el acceso a una pequeña plaza donde se pueden ver una pequeña fuente y una pequeña estatua en conmemoración de la Diosa de la Luna.

Sin dudas uno de los mejores planes es sentarse a comer algo en La Luna de la Carbonería, una pequeña taberna que se ubica en medio de la plaza. Sus mesas afuera te permiten sentarte a disfrutar un delicioso salmorejo en ese lugar único.

Además, si te fijáis bien en la esquina izquierda posterior de la plaza podrás caminar por un pequeño pasillo que da acceso tanto a la Mezquita Catedral como a la Sinagoga. En conclusión, un espacio muy pequeño, pero con demasiado por ver.

Calle del Salmorejo

No cabe duda de que esta calle es una de las más características de Córdoba. Todos los turistas quieren saber dónde está para fotografiar la receta del Salmorejo, porque la relevancia de esta receta de origen cordobés es tal que hasta tienen una calle para ella.

Esa es la verdadera razón por la que la calle se llama así: debajo del nombre de la calle que está impreso en una de las paredes y te da la bienvenida, se encuentra la tradicional receta de este plato tan significativo para la zona impresa sobre un cuadro compuesto por 24 azulejos.

Pero por supuesto que este no es su único atractivo. La calle es un largo pasillo blanco el cual, luego de pasar la famosa receta, se vuelve absolutamente bella por las flores azules y enredaderas naranjas que revisten toda la zona.

En el fondo, además, se encuentra la Taberna Restaurante La Fragua. Con su curioso estilo flamenco te invita a que no te vayas sin probar un delicioso salmorejo de la calle con su mismo nombre. Si además tienes ganas de probar otros platos, las berenjenas califales son la mejor elección. Otro punto a favor es que no es para nada costoso y en cada plato se nota el cariño por la gastronomía. Un cierre de plan inmejorable.

Calleja del Pañuelo

Ubicada a pocos metros de la Mezquita Catedral, esta calle es otro ejemplo del encanto cultural que se puede ver en las calles de Córdoba. Esta calle, así como pasa con la Calleja de los Arquillos, es tan estrecha como el ancho de un pañuelo. Los turistas deben ir de uno en uno porque es imposible cruzar esta calle de otra forma así que, cómo verás, su nombre no es para nada azaroso.

Oficial es la calle Pedro Jiménez y su popularidad comenzó en el año 1953 cuando, durante la alcaldía de Antonio Cruz-Conde, no solo fue pavimentada, sino que además fue llenada de flores y se preparó para la plantación de naranjos y de diferentes plantas trepadoras.

Lo cierto es que en cada paso que se da a través de ella no puedes dejar de sorprenderte. Las paredes son completamente blancas, pero en ellas se pueden ver una infinidad de puertas y ventanas de madera, todas con un estilo antiguo y con pintorescos colores rojos, verdes y azules.

Además, está muy cerca de la calle de las Flores por lo que podrás disfrutar de ambas maravillas una seguida de la otra. Solo te quedará una muy difícil decisión: elegir cuál es tu favorita.

 

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