Qué visitar en La Laguna de Tenerife, historia en estado puro

Por Andrés

Si hay un lugar soñado en la isla de Tenerife es la ciudad de San Cristóbal de la Laguna, más conocida como La Laguna a secas.

Hay mil cosas que visitar en La Laguna de Tenerife, es hacer un viaje en el tiempo o al menos eso sentirás al recorrer sus calles adoquinadas flanqueadas por edificios que guardan mucha historia en ellos (recomendable este tour!)

Hablando de historia, ¿sabes algo del pasado de La Laguna? Quédate con nosotros que te lo contamos.

Los comienzos de La Laguna

Fundada en 1496 por el adelantado Alfonso Fernández de Lugo, San Cristóbal de la Laguna pronto se convirtió en la capital de la isla, condición que mantuvo hasta el año 1833. Según nos dijeron, el nombre de San Cristóbal de la Laguna se lo pusieron en honor al santo patrono protector de los marineros y de los viajeros y por una laguna que existía en esa época en la zona.

La laguna es de lo mejor que ver en el norte de Tenerife, pero retirada de la costa, hizo que la ciudad estuviera guarecida de los temidos ataques piratas. Esto mismo favoreció que en La Laguna se establecieran familias españolas y genovesas acaudaladas que hicieron crecer rápidamente la villa, construyendo numerosos palacetes y casonas que aún hoy se mantienen en pie. Ese fue el principal motivo por el cual en el año 1993 la ciudad fue declarada Bien Cultural y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Qué ver en La laguna de Tenerife

Plaza del Adelantado y alrededores

Recorrer La Laguna a pie te tomará unas tres horas. Una buena idea es partir desde la Plaza del Adelantado, que se encuentra en el centro del casco histórico. Esta plaza dedicada a Fernández de Lugo tiene una fuente de tres tazas hecha en mármol que es en sí misma una atracción.

En las calles linderas se encuentran hermosos edificios, cada uno con sus particularidades propias que los hacen únicos. Te enumeramos algunos, pero cuando estés allí… ¡verás que hay muchos más!

La Ermita de San Miguel Arcángel (1759) con una fachada simple, engalanada por un bello pórtico de arco de medio punto y escoltado por dos hermosas espadañas.

El Ayuntamiento (s XVI) de estilo neoclásico con una galería de arcos en la planta baja, fue en sus inicios el Cabildo de San Cristóbal de La Laguna.

El antiguo Colegio de las Dominicas (s XVIII), actual sede del Archivo Histórico Municipal, tiene una fachada estilo neogótico tardío y un patio interior con unos azulejos preciosos a modo de zócalo.

El Palacio de Nava es otro de los palacetes imperdibles de La Laguna. Construido a fines del siglo XVI, su fachada refleja un eclecticismo de estilos en los que se mezclan elementos manieristas, barrocos y neoclásicos; probablemente producto de sus reformas ulteriores. Su color negruzco -color de la piedra volcánica con la que está construido-, contrasta con el colorido de la arquitectura local.

A solo unos metros de la plaza también encontrarás majestuosos ejemplos de arquitectura doméstica. Toma nota y no te los pierdas: Casa de la Alhóndiga, Casa del Corregidor y Casa de los Capitanes Generales, todas sobre la calle Obispo Rey Redondo. Y si continúas por la misma calle hasta el fondo, encontrarás la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción. No te preocupes, la verás de inmediato porque tiene una imponente torre campanario de 28 ms de altura que contiene la campana más grande de Canarias.

La Iglesia y Convento de Santa Catalina de Siena

Junto a la plaza del Adelantado, encontramos este otro edificio que merece un párrafo aparte. Fundado en el año de 1611, el Convento de Santa Catalina de Siena ocupa el solar en el que antes había estado la casa del Adelantado Fernández de Lugo.

Los que a primera vista te sorprenderán son los dos balcones ajimeces; tallados en madera y con clara influencia mudéjar. En este caso el cerramiento está hecho con una celosía que permitía a las monjitas de clausura poder ver la plaza del Adelantado, pero sin ser vistas.

En la iglesia del convento se encuentra en un sarcófago acristalado el cuerpo incorrupto de “la siervita” Sor María Jesús de León. El aniversario de su fallecimiento es el 15 de febrero y en esa fecha está permitido ver el cuerpo. Una visita inusual y no apta para gente impresionable.

Catedral de Nuestra Señora de los Remedios

Esta imponente construcción está consagrada a Nuestra Señora de los Remedios, patrona de Tenerife. La construcción inicial data del siglo XVI y tuvo sucesivas modificaciones a lo largo de su historia, la última fechada a principios del siglo XX,

De fuera se impone su grandiosa fachada neoclásica con pórtico con cuatro columnas y dos torres laterales. El interior en cambio es de neto corte neogótico, con sus altas bóvedas nervadas y una girola con capillas en una de las cuales descansan los restos del Adelantado Fernández Lugo.

La Catedral contiene una gran cantidad de obras de arte entre las cuales podemos destacar:

El retablo barroco de la gran capilla de Nuestra Señora de los Remedios, construida en 1915 para albergarlo. Obra del tallador Antonio Francisco de Orta y dorado por el pintor y dorador Jerónimo Príncipe Navarrete.

9 tablas del pintor flamenco Hendrick Van Balen (1614)

La Imagen de vestir de Nuestra Señora de los Remedios cuya cabeza tallada se atribuye a la escuela sevillana del siglo XVI.

Edificios de la calle San Agustín

La última parte de nuestro recorrido fue a lo largo de la calle de San Agustín. Allí visitamos la Casa Salazar -actual sede del obispado de Tenerife-, un imponente palacete de estilo barroco que sufrió un incendio en el 2006 y cuya reconstrucción tardó 3 años. Vale la pena entrar a ver su adorable jardín porticado.

Luego recorrimos la Casa Montañés –hoy día sede del Consejo Consultivo de Aguas de Canarias- y la Casa Lercaro, donde hoy funciona el Museo de Antropología e Historia de Tenerife. Ambas casas siguen los lineamientos de la arquitectura canaria: construcción doméstica alrededor de un patio porticado. La influencia mudéjar aparece sobre todo en la carpintería de ajimeces, balcones y cubiertas. Recordemos que, en esa época, la mayoría de los artesanos que llegaban a las islas eran de origen andaluz.

Finalmente, un poco cansados de tanto caminar por La Laguna, recalamos en el Mercado, que nos trajo de nuevo al presente y donde pudimos recorrer infinidad de puestos coloridos repletos de productos locales. La jornada terminó en una cafetería cercana, donde comenzamos a diseñar nuestro próximo viaje.

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